viernes, 24 de febrero de 2012

A 30 años de la inmolación del centro tapatío

Escultura/fuente estéticamente oportunista y por ende, fallida como evocación de un mito prehispánico, conocida popularmente como El sacacorchos o El rabito de Porky
El escultor Víctor Manuel Contreras (Atoyac, Jalisco, 1941) presentaba su escultura/fuente La inmolación de Quetzalcóatl, el 15 de febrero de 1982, durante la inauguración de la Plaza Tapatía a finales del sexenio del gobernador Nerón (por aquello de que incineró el corazón de la ciudad) Flavio Romero de Velasco que borró del mapa nueve manzanas completas de viejas fincas (70 mil metros cuadrados) del Centro Histórico de Guadalajara. La fuente/escultura lambiscona, dizque alegoría prehispánica (nótese la pretensión de estilo abstracto que se resuelve de manera convencional, obvia, mediante una fuente simétrica con base de X, con víboras-pájaros en cada extremo, y la dizque gran serpiente al centro), fue más bien una obra oportunista muy propia del estilo faraónico y megalomaníaco del entonces presidente José López Portillo que se jactaba de ser especialista en Quetzalcóatl; su hermana Margarita, intervino así no sólo para designar a Contreras como escultor oficial sino para darle línea en cuanto al tema (después de todo, se preguntan los tapatíos de ayer y hoy: ¿qué diablos tiene qué ver Quetzalcóatl con Guadalajara?). La escultura integrada por cinco piezas de bronce cuya figura central mide 25 metros de alto rodeada de "4 alegorías o viboritas emplumadas", de 6 metros cada una, pesa en conjunto 30 toneladas. Se decía entonces que el escultor había facturado por kilo más el 10% para Sor Margarita López Portillo. A treinta años de su inauguración, tanto la escultura como la Plaza Tepartía-la-madre son un perfecto símbolo de la altura que alcanzó el rabo de Porky, es decir, la corrupción del sexenio lopezportillista cuyo lema legendario fue La solución/corrupción somos todos. Así, el gobernador Flavio Nerón quedó fugazmente bien con el Presidente (ya fallecido) y mal para siempre con todos los tapatíos.

1 comentario:

Carlos Jesús Corona Villaseñor dijo...

No recuerdo perfectamente, pero creo esa obra incluyó la ampliación de la calle República, con el consabido derrumbe de uno de sus flancos por bastantes cuadras, iniciando en la Calzada Independencia y que tumbó buena parte de mi entonces escuela primaria, el Fébres Cordero.