lunes, 19 de septiembre de 2011

Poeta

(...) No se cansan de criticarlo por protagónico y dicen que su atuendo es un disfraz y "que ya se la creyó".
Es cierto, Javier Sicilia comete errores. No es político y no tiene esa piel dura que se necesita para serlo. Pero nunca ha dicho que ésa sea su ambición. Es un hombre acostumbrado a otro tipo de vida, que una tragedia, el horrible asesinato de su hijo, lanzó a las calles y puso bajo los reflectores.
Un sentido agudo del deber lo ha hecho encabezar este movimiento en medio de un duelo que seguro ha tenido que posponer.
Es cierto también que su convicción religiosa lo ha llevado a tener un discurso a veces ambiguo y poco comprendido sobre los delincuentes: que si se pacta con ellos, que si les pide que "le bajen". Es obvio que él los quiere perdonar.
Pero también es cierto que él y quienes lo acompañan han logrado varios triunfos indiscutibles: el mayor de ellos ha sido el sacar a las víctimas de la oscuridad en la que estaban. En la guerra de Calderón ser asesinado era ser narco, ser "malo". El movimiento ha contribuido a matizar esa división tajante e inaplicable de los "buenos" y los "malos" (...)

- Denise Maerker

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