viernes, 29 de abril de 2011

Rituales paralelos

La boda real de William y Kate, en el Reino Unido, así como la beatificación de Juan Pablo II, en Roma, son dos acontecimientos de resonancia mediática espectacular, mundial, que además del anecdotario pormenorizado de modas, árboles genealógicos, rituales, ceremonias, invitados ricos, famosos y poderosos, árboles genealógicos, cifras exorbitantes, cumplen con la función histórica de apuntalar de emergencia, a dos instituciones anacrónicas: la Iglesia católica y la monarquía británica. Es obvio que para la mayoría de los países del planeta con regímenes democráticos, secularizados, el contenido de veracidad del discurso de la realeza, la nobleza hereditaria de la sangre azul y la aristocracia, carece de sentido; y resulta evidente también, que el contenido de realidad del discurso vaticano de encumbrar a una persona que realiza milagros, hace levantar las cejas hoy en día. Sin embargo, a las dos monarquías, tanto la de la reina Isabel II como la del Papa-rey Ratzinger, se les otorga sentido de realidad en cuanto a la forma. Son dos fenómenos de la cultura pop (ular), cuya fuerza de aceptación y admiración acrítica reside no tanto en las instituciones vetustas sino más bien, en el carisma de los protagonistas: Kate Middleton, la plebeya, la nueva Lady Di, y el difunto polaco Karol Wojtyla , el Papa viajero, populachero, son dos ídolos del pueblo. Nadie con un poco de sensatez, admite por ejemplo, el discurso homofóbico, misógino, encubridor de pederastas y en contra del condón de Juan Pablo II; pero nadie negará su encanto como líder de masas. Nadie admite la condición de dizque superioridad del título nobiliario de duquesa de Cambridge que la Middleton adquirió en automático por casarse con William; pero nadie podrá negar lo tremendamente sexy que es la joven británica. La forma espectacular impera en ambos casos, sobre un contenido magro, absurdo, ridículo y anacrónico. Pero, excelente 'contenido' para la prensa del corazón: Hola, Quién, TVNotas y los suplementos periodísticos de Sociales, espejito-espejito, de la autoconsiderada realeza provinciana. Son ambos así, dos rituales, boda y beatificación, que refuerzan el símbolo, el significante -no el significado- de un poder menguante, cercado, amenazado y cada vez más cuestionado en su discurso real. Pero, son a la vez, dos ceremonias que se disfrutan con pasión de fanático, de la misma manera como se goza un partido de futbol, un concierto de rock o la gala de los Óscares. Se trata de pura faramalla, pero, después de todo, faramalla a escala global. Muchas llorarán al contemplar a Kate en el altar, ¡quién como ella! ¿Óndiandas mi principito? Muchos se conmoverán con el recuerdo, reproducido con edición de comercial en pantallas gigantes, de Wojtyla congratulándose por la caída del Muro de Berlín, o celebrando misa en el Estadio Azteca o saludando, a bordo del Papamóvil, a las multitudes que aúllan, gritan y aplauden a su paso. "Ciertamente -murmurarán babeantes los jefes de estado y sus cónyuges- Juan Pablo hacía milagros: ¡viva San Karol!". Y venga a nos la venta al por mayor de souvenirs de la boda y la beatificación; adquiérase íntegro el DVD del enlace real para revisar a detalle los OVNIS o sombreros estrambóticos de las damas británicas; el DVD de la beatificación para observar a los cardenales y a Ratzinger dar lo mejor de sí para convencerse y convencernos de que en efecto, el simpático polaco es un santo que cura el mal de Parkinson. Ya en términos estrictos de poder, los beneficiarios inmediatos de dichos ceremoniales son las cabezas de ambas monarquías: la reina Isabel y Benedicto XVI. Nadie toma a los dos personajes muy en serio, pues se trata de dos ancianos inmersos en la era medieval, pero ambos consolidarán su ascendente primero, sobre sus respectivas cortes y, segundo, sobre los espectadores del mundo que por ser multitudes, avalan el rating obtenido. Y con eso es más que suficiente. Qué pueda suceder después con San Karol o con la princesa Kate, poco importa: son ya dos personajes, junto con Beckham y Elton John, entrañables, inolvidables; Party Pieces como reza la razón social de la empresa de los ahora suegros oficiales de William.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mejor descripción..imposible! Felicidades Falcón.
BV

Anónimo dijo...

-"Ma-mi, ¿Nosotros tenemos princesa?"
-"No, m'hijita"
-(haciendo carita de decepción) "¿Pooor quééé?"
-"Porque aquí los nacos nomás ven a alguien bien vestido y hacen marchas y destrozos, m'hijita"

Diálogo real escuchado el 28 de Abril a las 5:32 pm en Plaza Universidad, en Zapopan

Daniel Glez. S. dijo...

Si esa es una boda real, ¿las demás son imaginarias?