viernes, 25 de marzo de 2011

Don Étimo: adulterio

En el Jardín del Edén, Yahvé prohibió
comer la manzana y entonces la serpiente
se aprovechó. Si Dios hubiese prohibido
comer la serpiente, esa misma noche Adán
se la hubiera cenado y la especie humana
se habría salvado de la tentación permanente
del demonio. Está claro que si Dios hubiera
querido salvarnos de la tentación, nos habría
prohibido el ofidio. Dijo que no a la manzana
para dar juego a la serpiente y que continuara
siempre presente.

-Fernando Savater

El Senado despenalizó el adulterio al derogarlo en el Código Penal Federal y dejarlo sólo como materia de juicios civiles y familiar, para casos de divorcio o pensión alimenticia.
Con 69 votos a favor, cero en contra y una abstención, el Senado aprobó la minuta enviada por los diputados (que modifica el capítulo V, del título décimoquinto, del Libro Segundo del Código Penal Federal) y remitió el decreto al Ejecutivo para su publicación.
El perredista Pablo Gómez señaló que "históricamente se construyó el delito de adulterio por hombres para proteger su honor como hombres, no el honor de los seres humanos, sino el de los varones, que han supuesto que son los únicos que tienen honor y éste debe ser correspondido con la conducta de la mujer, a la que conciben como propiedad privada en cuerpo y alma".
-Nota del periódico Milenio, del 25 de marzo de 2011
N.B. En España el adulterio fue despenalizado el 19 de febrero de 1978.

El suplicio de los adúlteros, 1876, Jules Garnier
La palabra adulterio, aunque se refiere a una relación consentida entre adultos, no deriva del vocablo adulto sino más bien, de adulterar, de realizar una adulteración. El término adulterar a su vez, proviene de alterar. La palabra así, se compone de ad + alter, 'hacia otra', o 'con la otra'. ¿Y qué se adultera, corrompe, falsifica o altera cuando se incurre en adulterio? Al violarse el pacto de fidelidad monogámica absoluta, establecido en el matrimonio, se corrompe la posible descendencia: pues, ¿quién sería el papá? Pregunta formulada siempre desde la perspectiva masculina en el contexto de una posible herencia de propiedades o fortunas. El control del patrimonio familiar se basaba así, en dos prohibiciones: la jurídica, que penalizaba la relación de la esposa con otro que no fuese su esposo; y la religiosa católica, que en los mandamientos 6° (no cometerás adulterio) y 9° (no desearás a la mujer del prójimo) reforzaba mediante condena moral el supuesto delito.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Madame Bovary soy yo.

Anónimo dijo...

...y yo soy la chimbombis

Anónimo dijo...

supremo Fernando Savater