domingo, 20 de marzo de 2011

Don Étimo

Primavera, 1573, Giuseppe Arcimboldo
La primavera, la estación del año que en el hemisferio norte corresponde a los meses de marzo, abril y mayo, es palabra que proviene del latín: prima vera, la primera fase, el primer momento, el principio... del verano que se decía simplemente vera (incluso, los antiguos, no diferenciaban la primavera del verano: simplemente se hablaba del principio y del final del calorcito). Nótese la raíz compartida de vera con verde, vergel, verdura y claro, verano: la estación del calorón que abrasa en los meses de junio, julio y agosto.
La primavera indica el tiempo de despertar (del invierno), de florecer, reverdecer, re-vivir, re-nacer; se asocia así, como metáfora, con el despertar de los sentidos, con la sensibilidad a flor de piel, el calorcito del cuerpo, la manifestación o irradiación de cariiiño-para-todas/os; del amor-didas; es la explosión de los colores, la fiesta del sol, la alegría de vivir, de estar aquí, ahora, en este preciso instante, muy primaveral, en B&B (bata y bóxers), tecleando bajo la luz de la luna llenaaa-no-me-la-acabo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena la nota, que me hacer ver que para la expresión erótica, no hay determinada estación que la propicie, ni aún que la justifique pues cuando hace frío: que se antoja el tequilita, y el "cariiiiñooo" -estilo Falcón-, que a la luz de la vela, por aquello de la calidez,y que si hace calor: "a la segunda copa, qué hacemos con la ropa preguntó" -al estilo J.S.

Anónimo dijo...

sones suenan, a la distancia...