sábado, 19 de junio de 2010

Vacío inmenso: muere Monsi

Monsiváis y MF en la explanada de la Fil (la advertencia de "NO PISAR", recuerdo, no era para nosotros ), el 27 de noviembre de 2006

En una feroz coincidencia, sincronía dura, oscura, justo cuando me disponía, en compañía de mi hija, a llevar a mi mascota, una gatita (Tina), ya muy enferma, a una clínica veterinaria para que la durmieran, "Monsi me regañaría -pensé- por hacer esto", recibí un mensaje de celular: "Falleció Monsiváis". Ya traía la boca seca por el asunto de mi mascota, pero ¡Monsi!, tragué amargo: "¿no había salido ya de terapia intensiva?", musité en tono de reclamo. Debí llevar a Tina al veterinario mucho antes; debí visitar a Monsi cuando festejó sus 70 años.
Conocí a Carlos Monsiváis en Guadalajara, el 8 de julio de 1976, en persona (pues lo leí por primera vez en 1970, en Nuevo Laredo, en un ensayo publicado en el suplemento 'La Cultura en México' de la revista Siempre!, titulado: "Primero de mayo: Imágenes del tiempo libre", que releo ahora a modo de homenaje laico ), precisamente el día del golpe al periódico Excélsior, cuando el entonces presidente Luis Echeverría orquestó una maniobra para defenestrar al director Julio Scherer. Carlos Monsiváis junto con Héctor Aguilar Camín (que bromeaba: "¡foto, foto!", porque no recuerdo quién traía corbata), Jean Franco y José Joaquín Blanco, estaban ese día en el patio empedrado del Exconvento del Carmen, como se apuntó, en Guadalajara, momentos antes de dictar una conferencia. Al lugar llegué yo, con 18 años, recién inscrito en la carrera de comunicación del Iteso (en la UdeG me rechazaron -el líder estudiantil entonces era un tal Raúl Padilla- por tamaulipeco ), a observar de lejos a quien ya admiraba por su firme crítica política y asombrosa lucidez interpretativa que combinaba con un extraordinario y originalísimo -mediante retruécanos e inusitadas piruetas de sintaxis- sentido del humor (no me perdía, en el suplemento antes mencionado, la sección de Por mi madre, bohemios, brindis que celebraba las declaraciones públicas solemnemente ridículas o absurdas; brindis que era a la vez, autoparodia del Monsi por su condición de hijo de mamá; y en suma, parodia del solemnemente edípico poema El brindis del bohemio de Guillermo Aguirre y Fierro, que se machacaba en cuanto concurso de declamación se organizase en primarias y secundarias del país ). Él, distrayéndose del grupo con el que conversaba en corro bajo los arcos del Exconvento, se dirigió a mí: "¿qué opinas de la página en blanco de Excélsior?". Enmudecí: ¿Monsiváis me estaba preguntando a mí? ¿A Monsiváis le interesa mi opinión? ¡Pero, si es la primera vez -pensé rápido- que me ve! Luego descubriría su mágica memoria fotográfica. "¡Es inaceptable!", zanjó tajante Monsi que se volteó de nuevo hacia el grupo con el que conversaba antes. En pasmo -¿cómo debí responderle?-, respiré aliviado. Después de la conferencia que se convirtió en mesa redonda (a todos les urgía regresar al DF, ya que todos colaboraban en Excélsior ), intenté aproximarme a Monsiváis que al verme de nuevo, se despidió de lejos: "¡Es inaceptable!".
Leo en nota de prensa que al Monsi ya le brotaron parientes:
"al escritor le sobreviven cinco primos hermanos: Felipe, Otoniel, Rubén, Araceli y Beatriz, así como sus sobrinos y sobrinas."
Caray, si es la hora del testamento, mejor recurrir al propio autor:
+ Capítulo II de su precoz (la redactó a los 28 años) Autobiografía +

Viaje al corazón de Monsiváis

P
.: ¿Cuál es su máxima aspiración? R.S.V.P.
R.: Que un día no muy lejano, con los restos de mi vida se edifique una telecomedia. Hijo único, "fruto del divorcio", creyente devoto en Edipo ( ese griego gentil que impide la desintegración de la familia mexicana ), invadido por una madre apremiosa y absorbente, negado para toda manifestación deportiva que implique el movimiento, solitario, fantasioso, pronto descubrí el gozo de la autocompasión y me desplacé, de las ingenuas visiones del llanto y el arrepentimiento que mi muerte prematura provocaba, a sueños más complicados: por ejemplo, en el instante en que Bob Hope anuncia mi nombre y me levanto para aceptar el Oscar, Tito Guízar me obliga a rehusarlo porque mi smoking denigra a México. " (...)
"Salir de este mundo puede ser tarea de toda una vida me estaría contigo. Por lo que intuyo y por lo que me han dicho los centenares de psicólogos profesionales que el destino me concedió en amistad, debo trascender mis limitaciones, traumas y complejos: ya me di cuenta que te sientes (y eres) feo; ya sé de tu niñez protestante y confinada, de tus odios sociales, de tu incapacidad de responsabilizarte porque crees que la responsabilidad es la primera cualidad materna que debes rechazar al autoafirmarte ( así sea negativamente ). Por favor, mi doctor Froi, dígame por donde voy, lance mis penas al viento y si tiene tiempo hoy. Quizá llegue a superar mis traumas y vivir una vida productiva y frommiana; de seguro nunca llegaré a vencer la noción carcelaria -derivada de mi formación-, de ser, en el fondo, solemne y tieso, la imagen misma de la rigidez. Infortunadamente he dedicado gran parte de mi esfuerzo a crearme una imagen de mí mismo, de cuya fidelidad dudo en forma abierta. No por un desacuerdo consciente con mis teorías sobre el sentido crítico y el sentido del humor, sino porque en mis reacciones de tristeza, en mis depresiones, en esos momento inefables de la autoconmiseración cuando me conmueven Olga Guillot o Los Tecolines, siento invadido mi rostro, inevitablemente, por el joi de vivre de la Coatlicue."
- octubre de 1966

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Cierto rumor sobre el origen de la enfermedad ( fibrosis pulmonar ) de Monsiváis, que finalmente lo llevaría a la muerte, pudo surgir del discurso de presentación, en clave de humor negro, del poeta José Emilio Pacheco en ocasión del Premio Raulfo 2006 al Monsi, en la Fil. Se transcribe el fragmento en cuestión:
"El ciudadano Monsiváis murió en 1991 de una enfermedad contagiada por los innumerables gatos que alojaba en su casa de Portales. Su muerte se mantuvo en secreto por las consecuencias que tendría sobre la industria editorial mexicana. Para evitar el desempleo masivo de quienes imprimen, distribuyen y venden libros, revistas y periódicos y aun de los que fabrican papel, una serie de escritores encabezados por Sergio Pitol contrató a un viejo actor de la época de oro del cine mexicano para que representara en las universidades, los foros, las pantallas, los micrófonos, las casas, las calles y los cafés a este personaje singular. Mientras tanto un equipo multidisciplinario e inteligentísimo escribía sin descanso todos los libros, ensayos, artículos que hemos leído y seguiremos leyendo bajo la firma de Monsiváis." -JEPacheco.

En tal ocasión, el Monsi respondió así, con derroche de autoironía:


"Materia prima para el obituario que al final sólo dirá:
'¿De quién son estas cenizas?'

Mi acta de ciudadanía se arma con la suma de causas perdidas que me han importado y que continúan haciéndolo. Cómo negar el atractivo de las causas perdidas: alejan del orgullo pueril de la repartición de prebendas, le confieren a la derrota el aire de la sabiduría, auspician el sentido del humor a contracorriente, crean escalas valorativas más justas o mucho menos injustas y, sobre todo, se vuelven inevitables en la era neoliberal. Si no se cae en el victimismo, las causas perdidas son un recurso enorme de la salud mental. (lo siguiente se leyó con voz de profeta bíblico: )
'Que Dios debería proteger a los buenos ya que los malos son definitivamente estúpidos y tan corruptos que se giran a sí mismos cheques sin fondos'
. "
-C. Monsiváis, Guadalajara, 2006.
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Conciencia crítica
por José Emilio Pacheco / 20-jun-2010
No puedo concebir un México sin la presencia ubicua de
Carlos Monsiváis. Durante muchos años nos acostumbramos a leerlo, a escucharlo en conferencias por todas partes y en programas de radio, y a verlo en la televisión a tal punto que parece imposible resignarse al nunca más.
Perdemos una conciencia crítica irreemplazable. Nos queda, en cambio, una obra vastísima que empezó en Días de guardar (1970) y culminó en Apocalipstick (2009), uno de sus grandes libros.
Fue valiente, lúcido, implacable. Estuvo siempre con las minorías y los oprimidos. Esto lo saben todos. Menos apreciada es su labor de crítico literario y, en particular, crítico de poesía. Era un excelente lector poético y tal vez el último que se sabía poemas de memoria.
Para mí es una pérdida irreparable. Termina una amistad de medio siglo, pero no acaba la deuda muy grande con su inteligencia y con su agudeza. Estuvimos juntos en muchas partes, desde Estaciones en nuestra adolescencia hasta las revistas de este siglo XXI.
Lo descubrí en Medio Siglo donde publicó dos ensayos deslumbrantes, uno sobre novela policial y otro acerca de la ciencia-ficción. Son obra de un adolescente de 18 años y, sin embargo, pueden leerse como si hubieran sido escritos anoche.
Ante su muerte sólo podemos leerlo y releerlo y darle al fin el sitio que merece entre los grandes escritores mexicanos de todos los tiempos.

Homenaje de Carmen Aristegui 1

Homenaje de la Aristegui 2

6 comentarios:

r dijo...

El hueco que ha dejado es preocupante.

Que descanse en paz.

Dr. Gustavo Delgadillo dijo...

Solo una profunda tristeza deja la muerte del Maestro. Nadie como él.

Unknown dijo...

DEJA UN GRAN LEGADO Y EN CADA OBRA LEIDA Y/O CITADA ESTARA PRESENTE... HASTA SIEMPRE MONSI

Sergio dijo...

Que lamentable en verdad la muerte de Monsi .....y antes Saramago,es complicado de expresar que aun sin conocerlos duela su partida.
Descansen en Paz ....

martha contreras dijo...

Carlos Monsiváis era y seguirá siendo, por supuesto, un referente al hablar de del sistema plítico nacional. Nunca he olvidado las charlas que sostenían tú y Monsiváis en foros como la FIL y en su momento en "La Carreta". A mi gusto, agudísisma crítica por parte de ambos. enorme y lamentable pérdida.

Anónimo dijo...

Sr. Falcón, gusto mucho de escuchar su programa "El Acordeón" y le felicito por el mismo, solo que por cuestiones laborales no siempre me es posible hacerlo a la hora de transmisión, por lo que a efecto de escucharlos con posterioridad ocurro a podcasts de U. de G., sin embargo es muy común (como es el caso del programa de hoy 28-junio-2010 que no se puede bajar) que existan enlaces rotos y no se logran bajar los mencionados podcasts e ignoro quién es el encargado de ponerlos en línea y que no es lo suficientemente cuidadoso para asegurar que nosotros los seguidores de "El Acordeón" logremos bajar el archivo de audio, a lo que le solicito en la medida de lo posible que hable con el personal de la U. de G. radio y principalmente con el encargado de colocar los podcasts o, en su defecto, le pido Sr. Falcón que ya y mejor aún, Ud. los coloque en línea los archivos relativos a su programa en éste mismo blog y así no estar sujetos a la falta de cuidado y/o irresponsabilidad del personal que no está haciendo bien su trabajo en la radio de la U. de G. tanto en lo relativo a su programa como a lo que a otros diversos programas se refiere el tema de los podcasts con enlaces rotos e imposibles de bajar, ya que se está desvirtuando la función de un podcast, que de nada sirve el mismo si no se puede obtener. Le agradezco la molestia y, por último además de felicitarlo y expresarle mí reconocimiento, manifestarle también que es Ud. una de las personas que me gustaría conocer personalmente y cultivarla como amigo a quién frecuentar ocasionalmente, pues últimamente procuro a gente que pueda enriquecerme como persona ya que comparto mucho de sus comentarios y estoy seguro que puedo afianzar bastante mí criterio y acrecentarlo con sus aportaciones. Atte. Carlos M.