miércoles, 26 de mayo de 2010

Leotardo

El leotardo es prenda ajustada que se lleva a horcajadas; diríase que es tanga restirada hasta cubrir los hombros. Muy útil en los gimnasios y también para portar minifalda. Algunas lo consideran sexy; otras, las más, idónea para realizar aerobics o competir en justas olímpicas. Prenda femenina por excelencia, fue sin embargo, inventada por un hombre.
Cuando el acróbata Jules Leotard (al trapecio en el retrato ) ejecutó un salto mortal entre dos trapecios en lo más alto del Cirque Napoleon de París, sobre una multitud expectante, un 12 de noviembre de 1859, el acto se consideró fenomenal, revolucionario por audaz: el hombre podía volar.
Leotard, famoso al instante y encima coqueto galán francés, enamoraba desde el trapecio a las damas que, cual superhéroe, lo contemplaban extasiadas. En cada gira europea Leotard ligaba invariablemente con la belleza local y el público femenino se incrementaba en sus funciones al parejo de los celos de los caballeros cuya mirada, fija en lo alto, más que admiración revelaba deseo ferviente de un accidente providencial.
La indumentaria de Leotard al principio se componía de camiseta y calzoncillos que le producían rozadura de ingles y cosquilleo en salva sea la parte. Leotard se abocó así, aguja e hilo en ristre, a diseñar su indumentaria de una sola pieza, que acentuara su anatomía y a la vez, la flexibilidad. Y lo logró. En su honor, dicha pieza recibió el nombre de: leotardo. Por desgracia, el día en que por fin estrenaba el leotardo -dorado con ribetes rojos en puños y cuello- ante un mayoritario público femenino en España, Jules Leotard experimentó de pronto mareos y languidez mientras se disponía a tomar el trapecio. "¿Qué le sucede ?", susurraba ansioso el angustiado auditorio femenino y el celoso público sonriente masculino ¡Leotard había contraído el cólera! Falleció a sus recién cumplidos treinta años. Con larga procesión funeraria y todos los honores, fue sepultado... en leotardo.
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En 1867, el cantante británico George Leybourne compuso a la memoria del trapecista galán una canción que se hizo muy popular en el siglo XIX. Narra la historia de un amor robado precisamente por el trapecista Leotard. He aquí la canción en la versión de Popeye.
¿Listas/os ?

*Estribillo*
He'd fly through the air with the greatest of ease
The daring young man on the flying trapeze
His movements were graceful, all the girls he could please
And my love he's stolen away

2 comentarios:

Carlos G Garibay dijo...

Esto si que es un pliegue bizantino. Gracias al mencionado por la prenda y gracias por una venus en miércoles ¡salud!

Anónimo dijo...

¿Que chiflar y comer pinole no se dan al unísono? nomás pregúntenle a Pilón

¡Me sacaste una sonrisa con esta caricatura! ...Que tiempos aquellos