La primera "célula sintética" se llama Mycoplasma mycoides JCVI-syn1.0, para distinguirla del Mycoplasma mycoides, que es la bacteria natural en quien se inspira: la que le ha aportado no su genoma (que es de origen químico), pero sí la información para fabricarlo (copiarlo). Aunque la célula sintética no tenga una madre biológica, sí que tiene una madre informática. JCV es por John Craig Venter (en la foto ) y el 1.0 lleva su sello: denota que la célula es sólo una primera versión y connota, o presagia, un futuro Sillicon Valley del diseño de organismos vivos.
Arthur Caplan, de la Universidad de Pensilvania, que no sólo es uno de los bioéticos más respetados del mundo, sino también uno de los que mejor conoce estas investigaciones, opina que "el logro de Venter parece acabar con el argumento de que la vida requiere de una fuerza o poder especial." No dudó en clasificar el hallazgo como uno de los más importantes de la historia de la humanidad, y dijo que "echa por tierra una creencia fundamental acerca de la naturaleza de la vida". Lo equiparó, en ese sentido, a los descubrimientos de Galileo, Corpérnico, Darwin o Einstein. (Resumen de El País)
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