miércoles, 10 de marzo de 2010

¿La mujer? ¿La pareja? ¿El amor?

El pasado Día de la Mujer conviene recordarlo, no es un día de festejo equiparable al Día de la Madre o al día de San Valentín. Por su origen histórico, el Día de la Mujer es una invitación a la toma de conciencia, a la reflexión crítica y autocrítica sobre la condición de la mujer. El 8 de marzo de 1908 perecieron quemadas, por la policía, cientos de obreras textiles de Nueva York que se declararon en huelga y se atrincheraron en la fábrica en demanda de un salario igual al de los hombres. Las socialistas, con Clara Zetkin a la cabeza, recomendaron establecer un día en memoria de la lucha por la supervivencia de las mujeres en una sociedad machista.
El frente político más importante fue la lucha por el voto femenino. Así, las sufragistas británicas (foto) exigieron el mismo derecho del hombre para votar en las elecciones. Ahora nos parece una propuesta racional, un derecho inobjetable, pero el argumento en contra del voto femenino se basaba en la idea de que la mujer era apasionada, muy emotiva casi histérica e irracional, desinformada y desinteresada en asuntos políticos; por tanto, se les consideraba incapaces de votar con cabeza fría, realista, objetivamente como un hombre. Considérese así lo escandaloso de la situación en México: la mujer sólo pudo votar hasta 1953 como una graciosa concesión del entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines (en Europa las mujeres votaron a partir de 1918).
En apoyo del día político de la mujer surgió el Movimiento de Liberación Femenina de los sesentas, que reivindicó el derecho de la mujer al placer sexual con la misma libertad que el hombre; la píldora anticonceptiva y el derecho al aborto contribuyeron en ese sentido. Incluso se ensayaron formas de vida comunitarias para suplir el claustrofóbico modelo de pareja monogámica. El movimiento gay reforzó el respeto a las diferencias. El rock y los psicotrópicos difundieron una forma experimental de alterar la conciencia de la supuesta realidad inalterable o establishment. Pero la dificultad para concretar dichas propuestas en instituciones sociales alternativas dio al traste con las luchas contraculturales y la voluntad de cambio, las cuales el sistema reabsorbió rápidamente y regurgitó como productos comerciales: estilos de vida light, modas y formas de entretenimiento.
En la actualidad está mal visto que una mujer se considere feminista ("más bien soy femenina y creo que la mujer es complemento del hombre", dice la voz del lugar común ), pues el epíteto feminista se considera propio de mujeres feas, machorras u obcecadas en la seriedad y el pleito fanático. Lo que ha ocurrido es que, junto con el decaimiento del pensamiento político de izquierda, el éxito del capitalismo salvaje patrocinado por figuras patriarcales (¿qué tal Slim?) y el desprestigio de la clase política en general, han reaparecido en el escenario -como actores envejecidos sobremaquillados y polvosos- los viejos códigos conservadores que recitan el antiquísimo criterio machista de lo natural y lo tradicional (no en balde está el PAN en el poder): la mujer debe ser antes que nada pareja formal de Fulano; por tanto, madre de sus hijos y ama de casa. Lo demás son lujos: la educación universitaria, el ejercicio de una profesión o el desarrollo del propio proyecto intelectual, la independencia económica y personal. Y la mujer que no viva en pareja, no haya sido madre o no realice labores del hogar, será vista con lástima porque se le supone en falta, conflictuada, víctima de la mala suerte o de sus propios errores.
Entonces el Día de la Mujer es un día esencialmente político, en el sentido de cuestionar una relación de poder y sometimiento como lo es la relación hombre-mujer en una sociedad machista; es un día para fortalecer la voluntad de independencia; es un día contra la clasificación de lo femenino a partir de los genitales; contra la creencia en una dizque realidad natural, biológica, normal (conforme a la norma machista). Es un día en suma, que rescata el concepto de género que formuló Simone de Beauvoir: "no se nace mujer, se llega a serlo."

¿Qué significa llegar a serlo?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me pareció raro escuchar a las mujeres (en especial mujeres jóvenes) decir "no es que sea feminista ni nada de eso, pero..."

Ya uno no sabe si lo dicen porque no saben realmente qué es el feminismo, o si, por el contrario, son irónicas post-feministas que no quieren que las asocien con los excesos o contradicciones de alguna corriente feminista del pasado.

Y es que averigüarlo está difícil, porque, ya sea por no saber mucho del tema o por considerarlo un tema ocioso, el caso es que al común de las mujeres les da güeva hablar sobre feminismo, no se diga celebrarlo

ross dijo...

Gracias por dedicar tiempo a esos temas, ser mujer(como ser hombre) para mí, tiene relación con un grado de madurez emocional en donde se siente satisfacción por lo que se vive y lo que se hace, desde una perspectiva de felicidad.Saludos.

Anónimo dijo...

acertivo, clarificante, convincente.

Mya.

Kfé-virtual dijo...

CARTA A UNA JOVEN FORMAL
Mi querida Simone:
"(...)Uno de esos días en que te sentías particularmente solitaria, escribiste con letra de molde: "Puesto que nadie me admite como soy ni me quiere, yo me querré bastante para compensar ese abandono" (...) Hablando de amor, no sabes, Simone, cómo coincidí contigo cuando reflexionas sobre este tema:..."Si amaba sería para toda la vida y me daría entera con mi cuerpo, mi corazón, mi cabeza y mi pasado..."

Loaeza, G. (1998). Ellas y nosotras. México: Océano. pp.13,16,17

bien por usted mtro. falcón, porque admira y reconoce la fortaleza y valía de la mujer con la misma naturalidad y admiración que reconocemos su talento sin igual.

kfé-virtual