jueves, 21 de enero de 2010

Matrimonio gay y adopción -Luis González de Alba

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde tiempos ancestrales, los homosexuales han sido una calamidad para el mundo y múltiples ejemplos sirven para ilustrar lo problemáticos que son; primero acabaron con la carrera (y la cara) del “Fabiruchis”, luego le cortaron mal el cabello a Javier Bardem en Sin Lugar para los Débiles y ahora quieren casarse.

El matrimonio, como lo dice la Biblia, es sólo el que ocurre entre una mujer, un hombre y su metiche, escandalosa y gorda suegra por el resto de la vida, ¿dónde está la confusión que permite a los homosexuales creer que ellos tienen derecho a esa hermosa unión de reclamos, infidelidades y frustraciones sexuales que es el matrimonio? ¡No tienen derecho porque no es lo normal ni lo católicamente correcto!
No es normal ser homosexual, lo dijo muy bien Esteban Arce y yo lo apruebo porque lo dice alguien que es doblemente normal (y moral), normal en un principio porque lo normal en México es no terminar ni la primaria y normal también porque es de lo más común escuchar comentaristas ignorantes en televisión.

Aún así, dejando a un lado por el momento el argumento de lo “normal”, es imperdonable que permitamos a los homosexuales sostener una relación civil y más aún adoptar a un niño, esas pobres criaturas no tienen el criterio suficiente para entender porque tienen dos padres del mismo sexo que lo llenan de amor, mientras sus amiguitos normales en la primaria tienen un papá, una mamá, un nuevo novio de mamá y una secretaria cariñosa de papá. ¿Pueden ver la diferencia entre una familia hereje, blasfema, homosexual y una hermosa, católica, heterosexual pareja divorciada?

Y en cuestión de valores y educación, la pareja homosexual jamás podrá proporcionar la formación integral que hoy le dan los heterosexuales a sus hijos sentándolos frente al televisor ocho horas al día, viendo programas masculinos como los Teletubies y Barney o encargándolos con personas de confianza, como los sacerdotes de la iglesia quienes pueden cuidar a los niños en el tiempo libre que tienen entre misas y llamados a testificar por acusaciones de pederastia.

El mundo y nuestra sociedad funcionan con la forma en que actualmente los administramos y no veo razón alguna para arriesgarse a perder todo lo que hemos construido sólo por respetar el derecho que tiene una minoría de formar una familia fundada en el cariño y el respeto con la persona a la que ama, para mejorar la calidad de vida en todos los aspectos, como si de eso se tratara el matrimonio civil y la constitución que lo sustenta.