jueves, 25 de junio de 2009

No quieren que no haya abortos sino sólo que sean clandestinos y peligrosos. Cuando el nacimiento de un niño sea una fiesta privada por cuenta pública, el aborto será innecesario. Hasta entonces, penalizarlo sólo es castigar a una víctima.

¿Qué dicen como argumento los que penalizan el aborto?
-Josep Vicent Marquès


Decir sólo dicen una cosa: que el óvulo fecundado ya es una persona. Los penalizadores sólo tienen un argumento: el de que el feto es ya una persona. El resto del discurso es puro insulto. Aun esta argumentación hay que rastrearla en medio de los desmelenamientos y juegos de palabras. Prefieren hablar de que el feto es vida o vida humana, ganando así el beneficio de la ambigüedad. Porque decir que es ya una persona es muy gordo. Pero, ¿desde qué perspectiva se puede empeñar en llamar persona a un óvulo fecundado? Desde el provindencialismo y desde concepciones de la persona asociales y poco entusiastas de la libertad. Desde una perspectiva providencialista (que, por cierto, debe ser herética) se puede decir que la persona tiene alma y el alma la infunde Dios y Dios es muy libre y muy suyo, o sea que igual puede infundirla en el momento de la fecundación que al romper aguas o con ocasión de la muela de juicio. (Obsérvese la dificultad de probar no la omnipotencia divina sino el que la ejerza precisamente en el momento de la concepción.) Otras perspectivas que permiten hablar de personas antes del nacimiento son aquéllas para las que no importa ni un mínimo de autonomía, ese mínimo de la separación física de otra persona que hace posible la interacción y el carácter social de la persona humana. La libertad no es aquí un valor muy apreciado cuando ni siquiera la libertad de movimiento es relevante para ellos.
Ahora bien, la exageración de llamarle persona al feto no se acompaña de otras consecuencias (bautizo, inscripción en el registro civil, seguro de vida, beca alimenticia y educativa, etcétera) más que las de reprimir el aborto. En ocasiones se matiza diciendo que el feto es ya germen de la persona. Niegan así todo umbral diferencial del proceso evolutivo. No parece nada claro que una cosa sea ya aquello que va a ser.

Su lógica es ésta: el feto es vida, la persona es vida, luego el feto es persona. Igual podrían decir: el feto es vida, el Cardenal es vida, luego el feto es el Cardenal.
El fetismo no es un humanismo, sólo es un antifeminismo.
Así, el aspecto más asombrosamente misógino del asunto está en que la penalización del aborto niega la capacidad moral de la mujer. Aunque a veces el discurso penalizador se conmueve vagamente con la imagen de la mujer acorralada por la opinión pública o las dificultades económicas (complacencia en la imagen de debilidad femenina) , ni siquiera considera la posibilidad de que el acto de interrumpir el embarazo sea un acto de intención ética, negándole a la mujer la capacidad de estimar su propia disponibilidad para la maternidad. Para ellos, la mujer no tiene capacidad de preocuparse por un posible niño: es sólo instinto. Y ni siquiera les preocupa un aspecto del aborto: su carácter de violencia sobre el cuerpo de la mujer. Es sin embargo el aspecto que hace al aborto indeseable, pues una mujer es algo más que una madre. Una madre es algo más que una máquina de parir.

No hay comentarios: